Si estás leyendo esto, seguro eres fan o has visto las películas de El Conjuro y Annabelle, pero muy probablemente no conocías la verdadera historia de la muñeca y cómo fue que terminó en manos de Ed y Lorraine Warren, los demonólogos más famosos de Hollywood.

En primer lugar, Annabelle no es la tétrica muñeca de porcelana que vimos en la cinta. En realidad es una más de las famosas Raggedy Ann Doll que se vendían en Estados Unidos durante la década de los setenta y aunque no luce tan escalofriante como en la película, los hechos que hicieron que terminara en las manos de los queridos Ed y Lorraine Warren son, sin duda, terroríficos.

La verdadera muñeca, Annabelle

Su origen

Como podemos ver en la cinta, la muñeca fue un regalo de la madre de Donna en 1970, quien en ese entonces estaba estudiando enfermería. La joven estudiante colocó a la muñeca en su habitación, como recordatorio de su madre, pero no pasó mucho tiempo antes de que comenzara a notar que cosas extrañas estaban sucediendo.

Según su testimonio, la muñeca cambiaba de posición todos los días, aunque ella la acomodara. Podría cruzar las piernas, cambiar la manera en que estaban sus brazos hasta que con el tiempo, Donna llegó a comentar que la muñeca incluso cambiaba de habitación.

Las cosas comenzaron a subir de intensidad cuando Donna afirmó que  comenzó a encontrar notas escritas por un desconocido, con mensajes como "ayúdanos" o "ayuda a Lou". Las manifestaciones continuaron hasta que la estudiante encontró lo que parecía un hilo de sangre debajo de la muñeca lo que la asustó demasiado y provocó que buscara ayuda.

Donna y su compañera de apartamento, Angie, llamaron a una médium que pudiera explicarles lo que estaba pasando, desde un punto de vista paranormal.

La experta en el tema acudió al lugar y después de una sesión le informó a ambas chicas que se trataba del espíritu de una niña de 7 años, llamada Annabelle Higgins, quien tomó el control de la muñeca, aparentemente tras haber fallecido en el lugar.

La situación se agravó

Después de esta sesión las cosas se fueron volviendo más complicadas, cuando el amigo de ambas chicas, Lou, quien frecuentaba el lugar, se quedó dormido y después despertó sin poder moverse. Después vio a la muñeca intentar estrangularlo hasta el desmayo y no despertó hasta el día siguiente, según su relato.

Aunque Lou pensaba que lo que había vivido no se trataba de un sueño, siguió visitando el departamento de ambas chicas. En una de estas ocasiones aseguró que escuchaba ruidos en el cuarto de Donna, aunque no se encontraba nadie en él. Al entrar en el cuarto pudo ver que efectivamente, no había nadie más que Annabelle en una esquina. Cuando se acercó a ella pudo sentir que había alguien asechándolo, y al voltear encontró siete arañazos en su pecho, que según su relato, se curaron al día siguiente.

La llegada de los Warren

Después de esto, Donna buscó ayuda en la iglesia, quien a su vez, contactó a los famosos demonólogos, Ed y Lorraine Warren, quienes eran reconocidos por sus estudios de fenómenos paranormales. La pareja acudió al llamado y después de analizar los hechos, llegaron a la conclusión de que ningún espíritu humano podría llevar a cabo las manifestaciones que se vieron en el lugar, por lo que afirmaron, se trataba de un demonio.

Una vez terminada la investigación, la pareja solicitó ayuda al padre Cooke, quien hizo un exorcismo en el lugar para limpiar el hogar de las jóvenes. Después de esto, los Warren se llevaron a la muñeca con ellos, garantizando que no se conocieran nuevas agresiones o sucesos paranormales por parte de la muñeca hasta la fecha.

Ed y Lorraine Warren, con Annabelle en el Museo de lo Oculto

La verdadera Annabelle todavía puede verse el día de hoy en el Museo de lo Oculto de Ed y Lorraine Warren, ubicado en Monroe, Connecticut, EU. Aunque las visitas no son permitidas constantemente, el lugar organiza eventos en los que se puede ver la basta colección de objetos malditos que los Warren fueron obteniendo a través de los años.

Annabelle permanece encerrada en una caja de madera con un cristal y un letrero que advierte del riesgo de interactuar con este objeto. Por si acaso, un sacerdote acude dos veces al mes para bendecir la caja que contiene a la muñeca.

¿Conocías la historia real detrás de Annabelle? ¿Te atreverías a visitar el museo de los Warren? No importa que tan atrevido seas, ahora lo pensarás dos veces antes de aceptar una muñeca como regalo...